lunes, 26 de octubre de 2015

L'Agüela t'ice que...

"Pam, pam, pam, pam", el sonido constante del golpeteo de las raseras contra la sartén indicaba que la harina y el agua ya habían creado la masa necesaria para poder "rular las migas". Llegado ese caso sabía perfectamente que me tocaba intervenir a mí. 

Mi abuela, con gesto cansado y mirada decidida continuaba atizando con amor esa masa que en principio parecía pegajosa pero que plácidamente empezaba a soltarse. Nada más acercarme puso en mis manos "los apechusques" y con una sonrisa pícara me indicó, como si yo ya no lo supiera: 

-No es mester otra cosa que pacencia y costancia, como to en la vía, sobre to en l'amor.

-Ya lo sé, abuela - dije empezando a meter las "manos en la masa". 

-No, hijo mío. No saes tú bien. Pacencia, muncha pacencia, más pacencia que er santo Jos si juá mester. 

-Es Job, abuela.

-Sí, Jos. Es como la zagala que m'ijistes, ara mesmo no charra con ti, pero si cierras los ojicos saes que poes sintil·la charrarte abonico, y que tamién tú poes icil·le quarsiquier cosa e tu volunto.

-No sé, de verdad. Ojalá fuera cierto, pero creo que esto es mucho más complejo.

-Nene, pacencia. Ves y enton·na los ojos, tú la piensas, ella lo siente. Es custión e na que a poco que pase güervas a ubril·los y l'esfises allegar por la sendica y, intre risos, los beséis. Pacencia. E veras, pacencia.

viernes, 23 de octubre de 2015

Crónica de una mentira a medias

El calor, además de hacerme sudar, me imbuía en un sueño pegajoso del que era difícil escapar. La luz era perfecta, parcialmente esquiva gracias al bamboleo de las persianas venecianas, creando una situación hipnótica que dejaba mi mente abierta a toda cavilación. Entre el guirigay de sonidos pude distinguir de su misma boca esa frase que tanto me gustaba oír fricar sus labios:

-"Déjame dormir y después te follaré con el doble de ganas"

Era demasiado tarde.

lunes, 20 de mayo de 2013

Volver al principio

He decidido volver al principio. Olvidar no es algo a lo que me pueda acostumbrar fácilmente, pero el salir de manera más o menos exitosa de uno de esos paréntesis que nos encontramos por la vida te obligan a llevar un orden mental y circunstancial de ésta. ¿Qué sería de nosotros si no pudiéramos hacer y deshacer nuestra vida?

Por lo tanto, y siendo consecuente conmigo mismo retomo el blog, obviando el contenido anterior de éste, pero teniéndolo a mano por si las musas me hicieran una putada.

Escribiendo borracho o no, el contenido del blog será ameno (o eso espero) y tratará de todos los temas que me parezcan interesantes y de los cuales podéis participar y sobre todo, que es lo importante, proponer infinidad de cosas.

Ahora, y si la mente me deja seguir el ritmo que me planteo, comenzamos esto (otra vez).


martes, 10 de julio de 2012

No más, no así

En busca de algo que no sé, y me pierdo y no puedo, me quemaron los pies. Alguien me susurró una vez "Es hora de terminar cuando tu pena y las ganas de llorar sólo sirven para regar". Es totalmente cierto que nadie me obliga a mantener mis ojos abiertos, ni a hablar. ¿Qué más queréis de mí si no queda nada que hacer aquí?

martes, 24 de enero de 2012

Los Heraldos Negros

Para paliar la sed de lectura y, sobre todo, la falta de ideas recurro a un magnífico autor de la literatura latinoamericana, la gran olvidada, pero ante todo la que más nos tiene que enseñar y de la que todos debemos aprender. Allá va César Vallejo.



Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... Yo no sé.

Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no sé!


Los Heraldos Negros. César Vallejo


viernes, 13 de enero de 2012

Todo es sabido por todos



Todo es sabido por todos,
Nada se pierde en la nada.
Todo empieza (todos cambian),
Todo acaba.

1. Un momento en el comienzo

La mañana palidecía y se asomaba por la persiana a medio cerrar. Yo me encontraba con los ojos entrecerrados, deseando que todo lo que viera en ese momento fuera la continuación de un bello sueño y no el fatídico momento de despegarse de las sábanas calientes. Tras varias vueltas de campana, reiteradas comprobaciones de que mis pies seguían en el mismo lugar y estado que la noche anterior, y calcular la altura de la cama –cosa que supongo no me supuso más de 10 minutos- salí despedido, no sin alguna sensación de mareo por la rapidez, con razones poco católicas que es mejor que no sean redactadas.